8. House Party | #EscritoEnNoviembre
De lo que menos pensé escribir
es sobre una enfermedad real.
Del mal de amores
se ha hablado hasta el cansancio.
Hasta el hartazgo.
¿Pero qué pasa cuando lo insano
viene porque siento seres
que por la gracia del átomo
nunca se han tocado,
ansían el contacto
que los puede matar?
Cuando iniciamos este viaje
de rostros escondidos
y manos sin contacto
ignoramos que sería por tantos años.
Y es que apenas han pasado tres.
Nos metieron en una caja de desgracias.
Personas que fueron obligadas
a mirar a su agresor a la cara,
a rogarle al cielo un momento
para respirar de los insultos,
de los problemas, del dolor.
La mente colapsó,
se recompuso
y colapsó de nuevo
en días que parecieron años,
en horas con un reloj estancado.
En mi vida siempre fueron las 3:05.
Estrés. Ansiedad,
palabras del día a día
que se metieron a la sangre
entre los latidos
de enfermos y maltrechos corazones.
Amigos virtuales con falsos rostros
que sólo buscaban adoración.
Amigos virtuales que iluminaron
el hueco de las pesadillas
y daban razón para levantarnos cada día.
Amores ansiados de besos.
Besos que ansiaron caricias.
Caricias que ansiaban fundirse
en el exquisito vaivén del placer.
Pero no se podía.
¿Ya la libramos?
No lo haremos hasta morir.
Como dijo una canción,
la esperanza es que esto no se ponga peor.
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